El faro del fin del mundo

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En 1884 se construye, en la inhóspita Isla de los Estados, un lugar barrido por el viento y las lluvias, separado de Tierra del Fuego por un estrecho agitado y borrascoso, el Faro de San Juan de Salvamento y una Subprefectura que tenía la función de estación de salvataje. El faro recibió el nombre de "Faro del Fin del Mundo" debido a la novela que escribiera Julio Verne (Le Phare du Boute du Monde. Dc.1905). Era la única luz que tenían los navegantes en el mar austral. Como dice el Licenciado Vairo "La isla era el Cabo Cañaveral de la época. Más allá estaba lo desconocido, la Antártida". Llegaban barcos de varios países, preparaban la salida y partían en expedición. 

Rescate del Faro

A mediados de 1994, el contralmirante Horacio Fisher reflotó la idea del faro y convocó a dos especialistas en piezas históricas: el director del Museo Marítimo de Ushuaia, Lic. Carlos Pedro Vairo y su colega del Museo del Fin del Mundo, Oscar Zanola.

En una reunión decisiva, Vairo y Zanola forjaron la idea de salir al rescate del faro, traer sus despojos y levantar una réplica en Ushuaia, para que quedara a la vista de todos.

Es así como en 1995 se firma un convenio entre el Museo Marítimo de Ushuaia, el Museo del Fin del Mundo y la Armada Argentina para realizar el relevamiento Histórico Humano de San Juan de Salvamento. Los trabajos se desarrollan en el cementerio, el muelle, la Subprefectura y el Faro. 

No estaba en el espíritu de ninguno de ellos rescatar el faro sólo porque lo hubiera mencionado Verne. A decir verdad, más que méritos literarios, el faro tiene por sí mismo un notable valor histórico.

El faro fue guía de infinitos barcos que, a partir de su emplazamiento, por el alférez Augusto Lasserre, vieron facilitado su camino hacia el océano Pacífico. De todos modos, a menudo las embarcaciones zozobraban, víctimas de olas inmensas y de rocas traicioneras. Pero de inmediato salían al rescate los torreros y los marineros de la subprefectura naval, emplazada a pocos metros de distancia.

En febrero del año 1997 los restos del faro finalmente llegaron a Ushuaia, a bordo del rompehielos ARA Almirante Irizar, que volvía de la Antártida y que antes pasó por la Isla de los Estados.

En base a los planos elaborados por el Ing. Civil Mirón Gonik, al relevamiento arqueológico, realizado en los restos originales del faro y especialmente en sus cimientos, se construyó varios meses después, una maqueta en escala 1/1 en el Museo Marítimo de Ushuaia.

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La réplica fue inaugurada, el 3 de Octubre de 1997. 
No era mucho lo que se conocía del faro original. La poca información que se tenía provenía en su mayor parte de un manojo de fotos antiguas y de los detallados relatos de Roberto Payró, que viajó por estas tierras como periodista del diario La Nación.

En el interior del faro se muestran los trabajos de índole arqueológicos realizados en San Juan de Salvamento e Isla de los Estados y se recrea la vida de los guardafaro, también conocidos como "torreros". Los seis hombres a cargo del funcionamiento del faro pasaban largos meses en la isla, dispuestos a vivir de espaldas al mundo, envueltos en la bruma y en la cruel desolación de la isla.

Ahora, con las cosas que encontramos, estamos seguros de cómo vivían -dice Vairo-. Sabemos qué uniformes usaban, qué bebidas tomaban, qué platos comían y hasta qué publicaciones leían." 
Los torreros ya no fueron necesarios cuando el Faro del Fin del Mundo dejó de brillar, en 1902. Por cierto, su verdadero nombre era San Juan de Salvamento, y fue reemplazado en un islote cercano, Isla Observatorio, por otra luz, más joven, acaso más vigorosa, pero sin duda menos audaz que él, testigo de mil hazañas.

El Museo Marítimo de Ushuaia editó el libro, "La Isla de los Estados y el Faro del Fin del Mundo" donde se puede encontrar en detalle todo lo relativo al tema.

antiguo cementerio de San Juan del Salvamento

En febrero de 2002, un equipo del Museo Marítimo de Ushuaia dirigido por su director Carlos Vairo, se encargó de realizar una limpieza en el antiguo cementerio de San Juan del Salvamento, que había quedado semi tapado por la vegetación.
Allí están enterrados marinos, náufragos y ex reclusos de la prisión militar, entre 1884 y 1902. A bordo del rompehielos Ice Lady Patagonia, llegó el equipo expedicionario del museo para reparar las cruces, ya hechas astillas, del cementerio y repusieron otras que construyeron de quebracho colorado, pintado de blanco.

La tripulación del Ice Lady Patagonia continuó con el recorrido, haciendo relevamientos de la fauna, de la flora y del patrimonio histórico en diferentes puntos de la isla. Por ejemplo, en Puerto Cook se tomaron las medidas del refugio para náufragos construido por Luis Piedra Buena con miras a su reconstrucción.