HIGIENE Y SALUD
En esos años el tema salud era muy precario a todo nivel. Recordemos que la penicilina llegó a aplicarse en Europa en 1944 y en Argentina un tiempo después, ya cerrada la cárcel de Tierra del Fuego. Durante muchos años no hubo hospital en la cárcel de Ushuaia, solo una enfermería que se fue mudando de lugar hasta instalarse definitivamente en el piso superior del martillo del Pabellón 3.
Una sala estaba destinada para el instrumental, oficina y lugar de consulta, el resto estaba ocupado con camas para internación. Un médico con la ayuda de varios enfermeros se ocupaba de todo el penal, incluidos guardiacárceles y guardianes.
En el mismo piso estaba la Farmacia.
Como principales prevenciones se instalaron las duchas en los martillos arquitectónicos. Estaban separadas entres sí por una pared que tapaba solo medio cuerpo. Los penados tenían que ducharse una vez por semana.
Los baños, retretes, estaban ubicados en semicírculo en los martillos de cada pabellón. No tenían puertas, así el penado era vigilado por el guardián mientras hacía sus necesidades.
Un “lavadero” se instaló en un galpón de chapa, madera y piso de tierra con piletones donde un grupo de penados designados para esa tarea, lavaban la ropa del resto de la población carcelaria.
Se lavaba una vez por semana en forma manual. En el último tiempo se agregaron maquinas y se le destinó un edificio de material.
La mala comida era la mayor causante de enfermedades, las más comunes eran las digestivas que se curaban con bicarbonato o fuertes purgas.
La deficiente calefacción causaba casos de tos, muchas muertes por tuberculosis y enfermedades infecciosas.
Cada pabellón se calentaba con uno o tres tachos, donde se quemaba leña día y noche. Por la noche era otra cosa porque al cerrarse las puertas de las celdas, éstas quedaban aisladas.
Hacia los años 30 las denuncias de los penados eran palizas, uso de cachiporra o dejarlos en la nieve o mojados en las celdas.
El médico tenía pocas cosas para combatir las enfermedades pulmonares: simples jarabes, reposo y no mucho más.
Hasta 1936 no hubo dentista, por una simple caries el diente se extraía y la boca desdentada de los condenados era algo corriente.
En 1943, se terminó de construir el nuevo hospital, con mano de obra de los reclusos y talleres de la cárcel
Contaba con una sala de operaciones salas para desinfección, curaciones y rayos X
comedor, cocina, farmacia y dos salas con 22 camas